lunes, 28 de marzo de 2011

Mitos y Verdades / Las dietas

Una de las consecuencias evidentes del impacto creado por la enorme difusión que se ha dado al serio problema de la obesidad es el crecimiento del negocio de la grasa. El espacio publicitario de muchos de los medios está lleno de ofertas de falsas soluciones mágicas o milagrosas a un problema que afecta a la mayoría y que constituyen, casi todas, elementos de riesgo a la salud tanto o peores que la gordura misma.

Ya nadie duda de que la obesidad está asociada al riesgo de sufrir cualquiera de las enfermedades cronicas, pero muy poca gente sabe del enorme daño que hacen, tanto las dietas desequilibradas y la repetición, como las pastillas para bajar de peso en cualquiera de sus versiones.

Con el fin de disminuir el aporte de calorías de las comidas, las dietas tradicionales restringen, a veces de manera exagerada, el consumo de nutrientes necesarios y, al pasar de una dieta a otra, como sucede con tanta frecuencia, lo que se hace es agregar nuevas restricciones a las anteriores, sin solucionar las deficiencias que se van acumulando. De esta manera se afecta seriamente el estado nutricional - aunque uno no baje de peso - y, como consecuencia, la capacidad del cuerpo para funcionar como es debido y, peor aún, limitando sus posibilidades de defenderse ante los agentes productores de enfermedad que nos rodean, en el ambiente cada vez más contaminado de las ciudades.

No te dejes engañar

Por su parte, las pastillas para bajar de peso, dependiendo del estado de salud de cada cual, representan factores de riesgo adicionales que pueden hasta provocar la muerte, como ha sucedido con casos bastante conocidos.

Este negocio, que se sustenta en el indeseable aumento de los depósitos de grasa corporal, tiene su sostén en dos elementos importantes. Por una parte, la actitud de las víctimas de tratar de conseguir soluciones fáciles a un problema que requiere de un manejo serio y sobre bases científicamente válidas y, por la otra, la actitud de quienes utilizan esa angustia de la gente y el poder de penetración de los medios para engañar, a veces descaradamente, a sabiendas que sus ofertas no representan una verdadera solución a ese problema.

¿Cómo vencer al enemigo?

La única y verdadera solución ante el aumento exagerado de peso corporal está en el ataque a las causas que lo generaron. Si engordamos porque comemos más calorías que las que necesitamos para nuestros niveles de actividad física, sólo podremos bajar de peso controlando esos excesos a la hora de comer o siendo más activos en nuestra vida diaria. En algunos casos bastará con un poco de prudencia al sentarnos a la mesa, además de usar las escaleras con más frecuencia en vez del ascensor. Para otros se requerirá un poco más de cuidado a varios niveles, que van desde la selección de los alimentos que compramos en el supermercado hasta las cantidades que nos servimos en cada comida, pasando por la selección de procedimientos saludables para cocinar. Para todos es recomendable la adopción de planes disciplinados de ejercisio, los cuales, además de representar la mejor forma de quemar esa grasa que nos molesta, contribuirán a un mejor funcionamiento del corazón y a controlar nuestros niveles de colesterol en la sangre, además de permitirnos un mejor desempeño en nuestras actividades diarias.

Ante la falta de adecuados y eficientes mecanismos de control de la publicidad engañosa que sustenta el negocio de la grasa humana, somos nosotros quienes debemos evitar convertirnos en víctimas ingenuas de sus ofertas milagrosas.

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