Cuando pensamos en unir nuestra vida a la de otra persona, nuestra mente se concentra en solamente “ser felices hasta que la muerte nos separe”, muy poco nos ponemos a pensar que el deseo de unirnos a otra persona puede ser sólo la combinación de hormonas e ignorancia, o por no querer estar solas. No cabe duda que el amor puede conquistar muchas cosas, ¿pero nos detenemos a pensar que existen muchas diferencias y problemas que surgen tan pronto como la convivencia empieza?
¿Por qué no presentimos cuando una relación no va a funcionar? Las mujeres somos intuitivas por naturaleza, ¿por qué entonces hacemos caso omiso de algunas señales? Muchas veces pensamos que al estar juntos, vamos a poder resolver los problemas de nuestra pareja.
Señales a las que debemos prestar atención:
- Siempre critica lo que haces.
- Siempre está a la defensiva.
- Todos tienen la culpa de lo que le pasa, menos él.
- Te necesita porque se siente muy solo.
- Te deja sola, porque debe cumplir con la madre o con amigos.
La personalidad en cada individuo está establecida y que no vamos a poderla cambiar, tenemos una sola fuente para resolver nuestros problemas en todo el mundo y somos nostras mismas, no es fácil, porque la verdad aunque no es pecado es dolorosa y somos nosotras mismas quienes empezamos el problema tratando de cambiar a nuestra pareja. Examinémonos a nosotras mismas para estar seguras si es la personalidad de de nuestra pareja lo que nos molesta, a lo mejor si dejamos de culpar a otros ya sea por sus costumbres y hasta por sus malas maneras, pensamos que si no podemos “componer” a la otra persona, tratamos de hacer nuestra relación lo mas saludable posible y tratar de cambiar nosotras mismas, y así al cambiar nosotras nuestra pareja podría también cambiar.
Muchas veces por callar lo que queremos decir, la situación se acentúa más, culpamos muchas veces sin piedad a la otra persona, sin pensar que pudieron ocurrir muchos errores de parte nuestra.
- Te equivocaste pensando que podrías cambiarlo.
- Hiciste caso omiso de lo que ahora te molesta.
- No pusiste límites y lo aceptaste todo a través del noviazgo.
- Pensaste que seria el hombre perfecto, cuando en el fondo, sabemos que no existe la perfección en el humano.
- No te diste tiempo para saber si estabas enamorada o acostumbrada a el, antes de unirse.
Aun así, nunca es tarde para tratar de rescatar la unión, si eso es lo que los dos quieren, sucede también que muchas veces cansadas/os de querer cambiar a la pareja, paramos de culparle por todos los problemas dentro del hogar, empezamos a culparnos a nosotras mismas, porque es mas fácil y cómodo engañarnos a nosotras mismas, es más cómodo callarse, pero esa es una solución que de mantenerla a largo plazo, nos va poco a poco convirtiendo en personas amargadas y resentidas y nos podría llevar a interminables peleas y discusiones que van separando a la pareja.
Si al conocer a una pareja, ponemos en la balanza lo que nos gusta y lo que nos molesta, si estamos seguras de aceptar a nuestra pareja tal cual es, pero también asegurarnos que seremos aceptadas con nuestro defectos y nuestras virtudes, si tan sólo nos tomáramos el tiempo para hablarlo, ¿por qué no empezar el dialogo antes de unirse vivir juntos?
¿Por miedo a no ser aceptadas? ¿No sería mejor que una unión se disuelva antes que esta empiece y no cuando ya están atrapados en una maraña de confusiones y quejas?
Queremos que nuestra pareja sea la persona perfecta para nosotros/as,
¿Nos hemos puesto a pensar que a lo mejor nosotros tampoco somos la persona perfecta que nuestra pareja esperaba? Por nuestro bien, por el bien de la pareja y por el bien de los hijos que ya pudieran haber o los que pudiéramos tener, hablemos, no importa cuanto nunca será mucho ni desperdiciado el dialogo con nuestra pareja, hagámonos escuchar, pero seamos buenas escuchadoras, recuerda que cuanto más bajo y calmadas salgan nuestras palabras, más fácil será que nos escuchen.
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